Definir qué es bello, es quizá, uno de los más interesantes desafíos. ¿Qué objetos pueden o no entrar a categorizarse como bellos? ¿Es bella la naturaleza, su representación, o la relación entre ambas? ¿Existen códigos que trasciendan las normas culturales y temporales?. El debate se abre como un abanico que al ramificarse ofrece nuevas posibilidades. Algunas complementarias y otras, totalmente contradictorias.
Julia Gnuse es una mujer de 53 años que tiene el 95% de su cuerpo tatuado, La dama ilustrada como se hace llamar, dice que su cuerpo es un lienzo, y que ella es un cuerpo de arte; pero ¿será cierto? ¿ Podría entrar ella y su estilo de vida a ser juzgado como arte?¿ Cumplirá con los requisitos para categorizarse como bella?. Comienza aquí el dilema, el desafío del que se hablaba anteriormente, el cual solo puede responderse indagando históricamente.
Comencemos desde la definición dada el término “belleza”, el cual tanto en el periodo arcaico como clásico, busca ARMONÍA, entiendo está como el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo. Desde punto de vista, Julia, pondría un pie en lo que puede catalogarse como bello, es tal su búsqueda de equilibrio, que no le basto con tapar algunas ampollas de su cuerpo, sino que decidió cubrirlo todo, y generar así un equilibrio visual; sin embargo esta totalidad, podría verse también como exceso, y el éste devolvería su paso, ya que la incluiría en la categoría de fealdad, según Demócrito, quien dice que si se sobrepasa la medida se produce fealdad.
Sin embargo a pesar del concepto de Demócrito, Julia sigue teniendo puntos de vista a su favor, en este caso citaremos a los Sofistas quienes hablaban de la belleza relativa, con estos filósofos, la belleza pasaba a ser la búsqueda de perfección, que se logra a través de la unión de lo bueno de muchos en un todo; dicen también que el objeto es bello si se adapta a su fin, y Julia además de recoger en su cuerpo, como fichas de rompecabezas, múltiples representaciones que para ella son bellas, y unirlas a un todo: su cuerpo; tiene un fin con su obra, y es ocultar sus heridas de una manera estética y agradable a los ojos propios y ajenos.
La belleza también es tratada desde un punto de vista espiritual, trasciende del objeto a la esencia del mismo, y en este aspecto dentro de lo que sabemos de Gnuse, el origen interno de sus diseños parte de su sufrimiento, del deseo de mejorar su estilo de vida, de desatar sus cadenas y poder enfrentarse al mundo a pesar de sus dificultades y condiciones físicas; es decir su cuerpo sería la representación de su alma, la muestra de sus deseos interiores plasmados en el cuerpo, incluyéndola de nuevo en el mundo de “lo bello.”
Lo bello según Hegel se determina como la apariencia o reflejo sensible de la idea, y si de apariencia se trata, Julia es la reina en esté gremio, y uniéndolo también con la el estereotipo de su interior, podríamos afirmar que Julia es bella.
Bastaría con observarla y conocer su historia, es decir crear una “relación con el objeto” como lo establece Mandoky, para crear un concepto personal sobre belleza, ya que esté es tan subjetivo que depende de cada individuo y sus esquemas, para juzgar este valor.
Ahora desde un punto de vista “estético” situamos a Julia en el manejo de esta experiencia, ya que su arte de tatuar el cuerpo, abarca muchas categorías estéticas:
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